martes, 7 de marzo de 2017

7ª Carrera Popular de Bellavista. Homenaje a Paquillo

Sólo han pasado dos semanas desde el Maratón de Sevilla. Y sólo un día de entrenamiento, de volver a trotar suave el viernes anterior. Pero ya me apetecía respirar el aire y el ambiente de una carrera. Y el mismo viernes por la tarde, al ver que aún estaba abierto el plazo de inscripción, me apunté a esta carrera.
Carrera que ya conocía de hace 5 años, cuando se disputaba en el mes de junio. Una bonita carrera, muy bien organizada, sin aglomeraciones de gente, con un recorrido urbano por el barrio de Bellavista, y con una parte final de unos 3 kilómetros casi de puro cross por el interior del Cortijo del Cuarto. Además de Homenaje en vida a una de las grandes glorias del atletismo popular sevillano. Paquillo, o en los años 90 más conocido por el del chupete. Corría con un palito, o con un chupete en la boca, en aquél entonces tendría unos 70 años.
Y ahora, a sus 90 años aún estuvo presente durante la carrera, dando la salida y saludando a muchas personas, recibiendo y dando cariño a partes iguales. Qué bueno sería llegar a esta edad con las condiciones y todo lo vivido por este hombre.


Antes de la carrera, aparcamiento muy fácil, recogida rápida de dorsales y saludos a algunos compañeros, especialmente a Chari y Nando, que tampoco quisieron perderse esta carrera.

Mis pretensiones antes de salir, comprobar que todo sigue en su sitio después del maratón; y ver hasta qué punto he perdido el estado de forma. Sólo un dia de carrera previo. Mi idea era que con bajar de 5'30 de media ya estaría bastante bien.

Con algún minutillo de retraso se dio la salida. Recordaba el recorrido de cuando hice la carrera en 2012, pero sobre la marcha me dí cuenta que la parte por el interior del barrio era muy diferente. Se ha cambiado el recorrido que era más de avenidas grandes y desangeladas por otro de calles más estrechas, por el interior del barrio, más cercano a la gente.

Primer kilómetro de carrera. Foto: corredores del Parque de Maria Luisa
La salida va hacia la Ermita de Valme y luego de pasarla una fuerte bajada que luego a la vuelta tendríamos que pasar subiendo. Gran recta hasta el concesionario Opel y vuelta por el bulevar de la antigua autopista pero por poco tiempo porque enseguida se entraba hacia la zona más interior del barrio, y ya a callejear, con alguna que otra calle con repecho más duro que se notaba.
Ritmo que salió desde el inicio alrededor de 5'20, bastante bueno, pero para nada iba relajado, costaba mantenerlo. En los primeros compases de la carrera me adelantaron muchos corredores, pero luego poco a poco se fueron ampliando las diferencias de unos a otros y a los dos o tres kilómetros ya comenzaba yo tambien a adelantar a alguno.
Temperatura muy buena y nublado, con chirimiri continuo durante toda la mañana. Aunque llevaba la gorra con visera para evitar que me entrara agua en los ojos, la verdad que era imposible evitarlo porque las gotitas minúsculas de agua se iban hacia todas partes.

Hacia el kilómetro 5, por donde el apeadero del tren, seguía manteniendo bastante bien el ritmo, aunque como he dicho antes las pulsaciones iban altitas. Avituallamiento con botellas, para refrescar un poco la boca y tomar algunas energías. Quedaba poco para volver por la carretera de la Ermita de Valme, y la verdad que notaba que casi sin quererlo estaba aumentando un poco el ritmo. Y así, hasta el kilómetro 7 más o menos iba tirando a unos 5'15, pero ya tenía enfrente mía la gran cuesta que sube hacia la Ermita. Por aquí hubo que reducir mucho el ritmo, el esfuerzo era bastante grande.
Pasado el kilometro 8 un pequeño descanso, luego de pasar la Ermita, pero quedaban más de 2 kilómetros en la parte más dura, por el interior del Cortijo del Cuarto.

Quizás la zona más bonita de la carrera, pero con lo llovido los dias anteriores había zonas de barro impracticables. El recorrido es en resumen una suave bajada hasta una recta por el interior de una zona de viveros y luego otra zona de suave subida hacia la salida del Cortijo. La recta del vivero estaba en buenas condiciones y se podía trotar bien. Pero tanto la bajada como la subida, era una autentica piscina de barro. Las Pegasus resbalaban contínuamente y tuve que reducir mucho el ritmo y pisar con mucho cuidado para no caer.

Finalmente el ultimo medio kilómetro volví a apretar el ritmo. Para llegar muy cansado a meta en 55'48" para 10400m y con algunos dolores musculares, principalmente en el cuadriceps derecho en la zona exterior sobre la rodilla. La carrera al final se hizo bastante durilla.

Luego en la zona de meta, entrega de bolsa con agua, camiseta y un bocadillo de jamón de york. Además pude hacerme una foto y saludar al auténtico protagonista de la jornada que era Paquillo. Ojalá nos esté acompañando por muchos años más.


Clasificación de la prueba, aqui.

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